Archivo del blog

jueves, 23 de marzo de 2017

DE ESA MOCHILA QUE TANTO SE HABLA....

A veces quiero ponerme "en la piel" de los demás cuando extrañan a alguien o algún sitio pero no lo logro. Pienso, una vez más, que no todos somos iguales. ¡Por suerte!

Creo que por algunas razones que  hemos ido encontrándonos por el camino transitado, algunas señales de ese camino la hemos aprendido o asimilado de tal forma que es lo que nos hace ser diferentes.

Tal vez el no estar arraigado a un lugar en particular o el haber tenido que ir dejando por este camino tantas cosas, algunas no vueltas a encontrar y a tanta gente -buena o mala, que se nos va cuando no estamos,  nos va endureciendo esa coraza que tenemos "subjetivamente" y que nos hace ser más o menos fuertes, más o menos sensibles al entorno.

Sentado, fumando un cigarrillo frente a el mar, ese mar que nos toca a todos y que no es de nadie, hoy han salido de mi memoria algunos de esos sitios en los que he estado y  mucha gente con la que he compartido momentos dulces, amargos, agridulces, dramáticos, muy dramáticos, difíciles y otros no tanto. Sin embargo, los he visto pasar en esa película que nos hacemos de nuestra vida, desde lejos, como si conociéramos el guion pero que no es nuestro. Sabemos que estuvimos allí, con ellos, pero también nos vemos como otro actor más. ¡Que rabia me da el no poder sentir ese sentimiento de lejanía o extrañeza como los otros!

El tener siempre esa sensación de "ya vivido" o el "déjà vu" es jodido. Nada te asombra, te conmueve... O sí, me sigue conmoviendo la muerte de mis perros. No lo puedo evitar. Suena duro pero es la verdad. A veces la gente pasa tan rápido por la vida de uno que las despedidas son como un saludo como cuando alguien pasa en un autobús y le dice adiós con la mano. La otra gente, la que ha estado un poco más de tiempo contigo, al menos en mi caso, trato de guardar los mejores recuerdos y tirar al cesto lo que no sirve. Ese cesto aún no esta lleno por suerte peo tampoco he podido llenar el cajón de esos recuerdos buenos, positivos. Creo que esa es la balanza de la vida.

Sin embargo, creo hoy, ahora, en este momento, que eso de "estar en la piel del otro" no es más que un engaño de uno hacia los demás. Nunca nos podremos poner en la piel del otro porque somos distintos.  Hemos transitado por caminos diferentes. No obstante, la gente se deja engañar por compasión aceptando esa frase, esa disculpa. En el fondo somos mentirosos pero apañamos esa mentira con nuestros sentimientos aprehendidos. Una palmadita en la espalda, un abrazo sin calor, un beso distante........

Conversando con una amiga no hace mucho llegamos a la conclusión de que desde que nacimos estamos acostumbrados a representar diversos papeles en dependencia de dónde estemos y con quién estemos. Pero cuando ya llegas a cierta etapa de ese camino recorrido la pregunta viene como una bofetada: ¿Quién eres realmente?

Es probable que nos vayamos de este sistema vital sin saberlo. Otros dirán por nosotros lo que creían que éramos. Y continua la mentira.........

Hoy día, con toda la tecnología que nos abruma y agrede prefiero recibir un mensaje de alguien que me diga: Hola. Aqui estoy. Porque sé que esas tres pequeñas palabras te están diciendo que eres alguien para esa persona. Que te tiene presente. No importa el tiempo pasado entre ambas ni la distancia. Ambos están caminando por un camino similar y empujándose cuando la fatiga llena a uno de los dos o abrazándose cuando llegan a una meta común.

Por eso prefiero viajar "ligero de equipaje". El camino que nos depara el destino (vamos a llamarle así) es incierto. Hoy podemos estar riéndonos en medio de una cena y mañana ya no estemos. Pero la gente seguirá asistiendo a cenas y volverá a despedirse una y otra vez y volverá a encontrarse en algún lugar y se besará, se abrazará y quizá salga en un momento, si es que sale, la célebre frase. ¿Te acuerdas de.....?

No obstante, ahora te digo, en este momento. Hola. Aquí estoy.






No hay comentarios:

Publicar un comentario